miércoles, 10 de junio de 2015

Glorias Africanas: Camerún 1990

[Por Diego Martín Yamus] El soleado y caluroso viernes 8 de junio de 1990 fue para Africa, no sólo para su fútbol, un día y una fecha eternamente imborrable. Camerún, el aparente frágil, modesto, goleable si se quiere, pegó uno de los grandes golpes de la historia de los Mundiales al vencer a Argentina, no solamente campeón reinante por entonces sino un nombre pesado que incluía a Diego Armando Maradona. Y por quien todos apostaban lo que tenían, dando como segura la victoria y jugando con el pronóstico de cuántos goles haría. Pero los Leones Indomables demostraron que nada de eso sirve y menos en una Copa del Mundo. Y la jerarquía de su conjunto.

Tras eliminar a Túnez en 1989 ganando en casa y afuera, Camerún volvía al Mundial, en este caso el de Italia 1990, desde aquel gran debut de 1982 en España, con los dos referentes de ese año: Thomas N´Kono en el arco y Roger Milla con 38 años en el banco de suplentes. Pero además había nuevos talentos: Makanaky, Mfede, Omam Biyik. Esa tarde, en la inauguración de la Copa, los once eran N´Kono; Tataw, N´Dip, Massing, Ebwelle; Kunde, André Kana Biyik, Mbouh, Makanaky; François Omam Biyik y Mfede. Todos ellos tenían que enfrentarse en el Giuseppe Meazza de Milán, con el arbitraje del francés Michel Vautrot y 73 780 espectadores, al más duro rival que les pudiera haber tocado, con Maradona y demás figuras: Pumpido; Simón, Lorenzo, Fabbri, Ruggeri, Sensini; José Basualdo, Batista, Burruchaga; Balbo y Maradona, dirigidos por Carlos Bilardo.

Sin embargo, el equipo del soviético Valeri Nepomniachi fue sorprendiendo poco a poco, no sólo defendiendo con acierto sino creando netas posibilidades de peligro. Es cierto que a veces usó el juego fuerte, con Massing (el marcador de Maradona) amonestado a los 9 minutos y N´Dip, quien le dio un tremendo planchazo a Diego casi en el cuello, a los 17. Pero la Argentina de Bilardo no encontró el camino hacia N´Kono y los supuestos débiles empezaron a llegar y casi a dominar el trámite del primer tiempo, haciendo vibrar al público de Milán totalmente volcado a su favor con chances como la de Omam Biyik que remató cerca tras eludir defensores, una entrada de Makanaky salvada por Lorenzo muy cerca de la línea o un remate de Ebwelle que rebotó en Ruggeri cuando iba hacia el arco con buen destino. La albiceleste sólo tuvo un pase genial de Maradona para Burruchaga que N´Kono, muy atento esa tarde, despejó fuera del área.
Casi el mismo panorama se vio en el segundo tiempo, con Argentina (con Caniggia desde el arranque por Ruggeri) decidido a poner en peligro a N´Kono, que salvó una entrada de Maradona tras pase de Burruchaga, mientras los cameruneses contestaban de vez en cuando, haciendo despejar a Sensini un peligroso centro desde la izquierda al córner. Pero además Camerún siguió con sus brusquedades y Kana Biyik fue expulsado a los 61 minutos con tarjeta roja directa tras un fuerte foul a Maradona. Enseguida Nepomniachi colocó a Libiih a los 65 minutos en lugar de Mfede para equilibrar el medio. Y un instante después llegó el momento cumbre: a los 67 minutos, Makanaky ejecutó un tiro libre, Omam Biyik saltó con llamativa facilidad ante Lorenzo y Sensini y cabeceó sin fuerza, pero Pumpido calculó mal y la pelota se le metió por debajo de su brazo. Rápidamente Bilardo hizo ingresar a Calderón por Sensini a los 69 minutos y Argentina buscó el empate con más desorden que fútbol y con el estadio de Milán, enfrentado como norte de Italia a Nápoli, el sur y Maradona, gritando ante cada acción de los africanos. Balbo se perdió el gol al cabecear desviado un centro de Caniggia y a los 81 minutos, la leyenda viviente Roger Milla entró por Makanaky para definir el partido, Y a pesar de la expulsión de Massing a los 88 minutos por otro violento foul a Caniggia, Camerún casi define todo cuando tras un despeje en un tiro libre, Milla inició un veloz contraataque con un pase a Mbouh que éste finalizó rematando desviado, cuando el gran delantero ingresaba solo por el medio.

Pero la impotencia argentina no logró hacer transpirar a su rival, Vautrot marcó el final y el Giuseppe Meazza explotó de alegría, incluyendo a un grupo de cameruneses ubicados en un sector de las tribunas. El aparentemente débil Camerún había dado un gran batacazo a los ojos de los espectadores y los millones de televidentes en el mundo, con un resultado de 1 a 0 ante Argentina que fue la gran nota de ese comienzo del Mundial, tanto por la jerarquía del rival como por la ocasión, justo en el primer partido. Y luego los Leones Indomables confirmarían que el triunfo no fue casualidad con una memorable actuación, venciendo a Rumania 2 a 1, cayendo con la URSS 0-4 pero ganando el Grupo B, dejando afuera a Colombia 2 a 1 en tiempo suplementario con los dos goles y el famoso baile de Milla y poniendo en aprietos a Inglaterra, luego cuarto, a quien vencía 2 a 1 y terminó perdiendo 3 a 2 en el alargue, siendo así el primer equipo africano en llegar a estar entre los ocho mejores con su séptimo puesto. Pero ese 8 de junio de 1990 quedó grabado para Camerún y para un Africa que iba demostrando su potencial como el día en que el pequeño derrotó al gigante. Como la victoria de Túnez sobre México por 3 a 1 en Argentina 78 o la de Marruecos sobre Portughal por 3 a 1 en México 86, Camerún ratificó aquella presentación de 1982 con un triunfo inolvidable.

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