miércoles, 20 de diciembre de 2017

Glorias de África: Omam Biyik

[Por Diego Martín Yamus] Vaya si Camerún tuvo delanteros de jerarquía en sus años de oro. Empezando por el gran Roger Milla, siguiendo por Alphonse Tchami, más acá Samuel Eto´o. Entre todos ellos era difícil destacarse y ganarse un lugar, y encima ser un referente. Pero François Didier Omam-Biyik lo logró, al punto que dejó con su paso por la selección de los Leones Indomables una huella con sus goles y su presencia.
Nació en Sakbayenne el 21 de mayo de 1966. De familia bien futbolera, su hermano mayor, André Kana-Biyik, jugó con él en el equipo nacional, mientras su tío Francis Eliezar Omam también fue futbolista. Casi a la par de Kana, en 1986 François debutó como profesional en el gigante Canon Yaoundé, otrora campeón continental y entonces local. Ese tiempo, su hermano había sido subcampeón de la Copa Africana de Naciones en Egipto perdiendo por penales contra el anfitrión y fallando el tiro decisivo. Algo más de un año después, el 29 de marzo de 1987, le tocó jugar por primera vez con Camerún, en un partido clasificatorio para la CAN 88 ante Uganda en Yaoundé, donde marcó dos goles para un rotundo 5-1. A medio año, saltó a Europa para su primera experiencia en Francia, en el Stade Lavallois.

Y en marzo de 1988 vivió su primer abrazo con la gloria, al ser campeón de la CAN disputada en Marruecos. Es cierto que jugó tan sólo 27 minutos, en el debut ante Egipto (1-1), y fue reemplazado por Louis Paul Mfede, dejándole su puesto nada menos que a Milla, que seguía siendo referente del ataque. Pero formó parte de ese once que derrotó a Nigeria 1-0 y comenzó un tiempo dorado, que devendría en el Mundial de Italia 90. Porque Milla fue alejándose del equipo y Biyik tomó su lugar para ser titular indiscutido, llevando con sus goles a los tricolores a su segunda Copa del Mundo, primera tras la sensacional de España 82.

Ese 1990 comenzó mal para Biyik y sus compañeros, al ser eliminados en la primera fase de la Copa de Naciones de Argelia. Pero más adelante llegó la hora de defender a la selección en el Mundial. Y el 8 de junio, en el estreno contra el campeón reinante Argentina, en el Giuseppe Meazza de Milán, los Leones Indomables dieron la nota sonora. Jugaron muy bien, dominaron y a pesar de quedarse con uno menos por expulsión de Kana, festejaron. Porque a los 67 minutos, un tiro libre enviado por Makanaky fue cabeceado por Omam de pique al suelo, el arquero Nery Pumpido calculó mal y la pelota le pasó por debajo de su cuerpo a la red. Fue el 1 a 0 contra los de Diego Maradona y Carlos Bilardo. Pero eso no fue todo, porque a la atarea de Biyik se agregó el ingreso desde el banquillo del veterano Milla. Entre los nuevos, los sabios y el equipo, batieron a Rumania y a Colombia y llegaron hasta los cuartos de final, donde mantuvieron a la Inglaterra de Gary Lineker en vilo con un 2-1, hasta que dos penales del ariete los dejaron afuera, pero redondearon una de las tres mejores actuaciones africanas en un Mundial, con el séptimo puesto.
Y aunque a su carrera le quedaban más años y goles, fueron los del 88 y 90 sus momentos mágicos. Después Omam Biyik pasó por otros clubes franceses (Rennes, Cannes, Olympique Marsella, Lens) sin mucho suceso, no repitió buena labor en la CAN, donde fue cuarto en 1992 y quedó afuera de arranque en 1996, y disputó dos procesos mundialistas más, con sendas marginaciones en la primera ronda. Primero, el que los llevó a Estados Unidos 94, donde marcó un gol ante Suecia y compartió el once otra vez con Milla y su hermano, y el de Francia 98, torneo en el que jugaría su último encuentro con la camiseta verde. Fue el 23 de junio en Nantes, en el estadio La Beaujoire, cuando el Camerún de Claude Le Roy empató con Chile 1 a 1 y Biyik marcó un gol que fue mal anulado por el árbitro húngaro Laszlo Vagner, que sancionó un offside que no se vio.

Curiosamente, su otro gran tiempo fue en México, adonde llegó en 1994 tras su estadía en el Lens. En el coloso América, junto al gran Kalusha Bwalya, compuso un dúo de ataque temible que la prensa apodó "las Abejas Africanas" por su eficacia. Es que Biyik realizó lo de siempre en su vida: goles a raudales. Fue máximo artillero en la temporada 1994/95 y en tres campañas totalizó 49 en 75 partidos, gran recorrido a pesar de no ganar un título. Del América pasó en 1997 al Atlético Yucatán, y antes de Francia 98 tuvo un breve regreso a Europa con un fugaz paso por la Sampdoria de Italia, para volver a México en el Puebla y terminar en 2000 en el Chateauroux francés, con tres partidos y el final de su carrera activa.
Siguió viviendo en tierra azteca, donde despuntó su pasión en la liga amateur Adecmac, siendo integrande del Club Deportivo Sahara, para el que hizo 10 goles. . El 9 de enero de 2005, el América le brindó su despedida formal con un partido en el estadio Azteca, y Biyik respondió con un fenomenal triplete, en un encuentro donde también estuvieron los mundialistas mexicanos Carlos Hermosillo y Jorge Campos y Jacques Songo´o, su compañero tantos años en la selección. Se dedicó brevemente a entrenador, primero allí en México con el Colima de la segunda división, en 2010 y 2011 como asistente de Javier Clemente en el combinado nacional y, entre 2013 y 2014, con el Gomido FC de Togo y el US Bitam de Gabón. Aparte de tener a Kana como futbolista, es padre de Emilio y tío de Jean Harmel, hijo de su hermano mayor.

No es fácil ser el nueve de un grande de África como Camerún, y encima afirmarse. Y además, dejar su sello para la historia. A fuerza de goles, de potencia, de juego aéreo, él lo consiguió. Como esa soleada, calurosa tarde milanesa del 90 cuando los argentinos le temieron y demostró su eficacia. Como cuando en el 89 le hizo a Túnez el gol de la clasificación al Mundial. Como cuando era un talento que asomaba en el Canon o en su época de oro en el América. A lo ancho del mundo, a lo largo del tiempo, François Omam Biyik fue otro gran delantero de Camerún. Todo un logro.

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