El fin de semana pasado, África volvió a ser protagonista de la actualidad deportiva y, por desgracia, la causa estaba lejos del fútbol aunque relacionada con el deporte rey. El partido que disputaban Senegal y Costa de Marfil fue suspendido después de que Drogba anotase el 0-2 desde el punto de penalti; el segundo tanto de los visitantes provocó una lluvia de objetos, sillas, piedras, botellas, banderas incendiadas e, incluso, cohetes por parte de la afición local. La pelea de la grada precedió a la invasión del terreno de juego y el árbitro se vio obligado a suspender el encuentro.
Ante estos sucesos, tras una reunión llevada a cabo en El Cairo (Egipto), la CAF ha descalificado a Senegal (que ya estaba eliminada) y advierte que las consecuencias pueden seguir: "Conforme a lo dispuesto en el artículo 16 párrafo 20 de las normas de la competición, consideramos a Senegal perdedor del encuentro y eliminado del torneo, además de otras sanciones que pueda imponer la CAF". Este tipo de historia no es la primera que se escribe en el fútbol africano ya que la historia del continente que hace dos años organizó el Mundial de fútbol está marcada, en el último tiempo, por este tipo de cosas.
El periodista español José Naranjo, quien reside en Dakar, en diálogo con este medio, expresó que "en los alrededores del estadio hubo varios destrozos de automóviles. Acá se vivió como algo vergonzoso, la prensa fue muy dura tanto con los hinchas como con el equipo".
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